Los Aditivos Alimentarios están presentes en casi cualquier producto que podamos encontrar en el supermercado. La gran pregunta es si esto son peligrosos para nuestra salud y si su consumo de forma masiva y regular nos puede acarrear problemas de salud.
Parte de la culpa de la utilización de algunos aditivos la tenemos los propios consumidores de los productos finales. Nuestro estilo de vida no nos permite hacer la compra cada día y por eso consumimos alimentos con conservantes, antioxidantes y demás aditivos.
Ante dos productos semejantes, normalmente optamos por el que nos proporcione una fecha de caducidad más alejada.
Si un pan de molde no dura lo que consideramos conveniente optaremos por otro de más larga duración y si una mermelada de fresa no es de color rojo intenso, optaremos por otra que si lo sea.
Como ves, si hubiéramos elegido las otras opciones, nos habríamos ahorrado los conservantes y estabilizantes en el pan de molde y los colorantes de la mermelada.
Es cierto que el uso de ciertos aditivos conservantes es casi inevitable para nuestra propia seguridad. Pero también deberíamos exigir que, ante la necesidad de usar aditivos, se utilizaran sólo aquellos cuya inocuidad estuviera demostrada y su elección fuera ajena a cualquier interés de ahorro económico.
Los consumidores deberíamos saber lo que comemos en cada momento y la repercusión que ello nos podría provocar.
Sobre todo porque cuando hacemos la compra la mayoría de las veces ignoramos que, junto a la carne, el pescado, la fruta y la verdura, nos llevamos a casa un montón de E-… que pasarán a formar parte de nuestros platos.
Estas sustancias entrarán en nuestros estómagos y pasarán a nuestro torrente sanguíneo. En el mejor de los casos los eliminaremos, aunque serán relevados por otros.
El problema está en aquellos aditivos que pueden estar produciendo daños en nuestro organismo y quizá no lleguemos a tiempo para solucionarlo.
Índice
- 1 ¿Qué es un aditivo alimentario?
- 2 ¿Desde cuándo se usan aditivos en la alimentación?
- 3 Normativa de los aditivos alimentarios
- 4 Tipos de aditivos
¿Qué es un aditivo alimentario?
Un aditivo alimentario es aquella sustancia, que sin ser un alimento y sin necesidad de poseer valor nutritivo, se añade de manera intencionada a alimentos y/o bebidas en cantidades mínimas con el fin de modificar sus características organolépticas o mejorar o facilitar su proceso de elaboración, conservación, envase, transporte o almacenamiento. (Directiva 89/107/CEE del Consejo).
Como resultado final de estos procesos de mejora, se obtienen ganancias de peso del producto.
¿Desde cuándo se usan aditivos en la alimentación?
La utilización de aditivos en la alimentación ha existido siempre, y se han usado desde que se descubrió cómo conservar los alimentos de la cosecha de un año para otro.
Conservaban la carne y el pescado sobretodo con técnicas de salazón y ahumado. Los principales métodos de conservación incluían sal, vinagre, humo, especias o aceite.
Los egipcios, por ejemplo, ya hacían uso de aromatizantes y colorantes para incrementar el atractivo de los alimentos. Por otro lado, los romanos eran expertos en emplear la salmuera, junto con colorantes y especias para conservar de esta manera los alimentos y mejorar su aspecto a la hora de comerlos.
Sin embargo, con el desarrollo de la industria y de los alimentos procesados ha crecido el uso de los aditivos en la alimentación. En muchos casos esto es debido a intereses económicos y no de protección de la salud de los consumidores.
Durante los ochenta, cambiaron los requisitos del etiquetado y comienza a difundirse una visión negativa de los aditivos alimentarios. Hasta entonces, simplemente debía aparecer la indicación de “conservantes, antioxidantes, colorantes, etc.”
Después se pasó a la publicación de largas listas de nombres químicos precedidos de la letra “E”. Con ello, empezó la concienciación del consumidor a través de campañas antiaditivos cuya finalidad era la de eliminarlos o reducirlos al máximo posible.
Aparecieron numerosos artículos en prensa alegando lo perjudicial de su uso y los efectos secundarios de su consumo, como podían ser la hiperactividad y la aparición de determinadas enfermedades crónicas.
Al mismo tiempo comenzaron técnicas de conservación alternativas al uso de aditivos: la refrigeración y la congelación.
Normativa de los aditivos alimentarios
La Directiva europea 89/107/CEE establece cuáles son estas funciones:
- Contribuir a la conservación.
- Asegurar la disponibilidad de alimentos fuera de su temporada.
- Aumentar o mantener el valor nutritivo.
- Potenciar la aceptación del consumidor.
- Facilitar la preparación del alimento.
- Asegurar la seguridad y la salubridad.
En Europa, los aditivos alimentarios deben contener el prefijo “E” y continúan con un número dependiendo de la función que cumplan en el alimento:
- E-1… colorantes.
- E-2…conservantes.
- E-3…antioxidantes.
- E-4…emulsionantes, espesantes y gelificantes.
Lo cierto, es que, a pesar de la regulación tan estricta y las revisiones periódicas para comprobar la seguridad del uso de los aditivos, su utilización y consumo siguen siendo controvertidos.
Existen personas que defienden su uso justificando que gracias a ellos tenemos una oferta más amplia y homogénea de alimentos.
Otras voces se oponen a estos productos porque su utilización es puramente económica, porque no son inocuos e incluso porque pueden llegar a ser peligrosos.
Cuando España adaptó su legislación a la de la Unión Europea, algunos aditivos que hasta entonces se habían utilizados habitualmente, fueron prohibidos definitivamente. Hoy existen aditivos autorizados en España y que están prohibidos en otros países.
Deberíamos reducir al máximo el consumo de aditivos priorizando el consumo de productos frescos y naturales, sin procesar ni manufacturar. Tarea harto difícil.
También deberíamos tener en cuenta cuál es la I.D.A. (ingestión diaria admisible) de un aditivo, para poder controlar su consumo diario.
A la vez, debemos tener en cuenta que dicho aditivo puede estar presente en otros alimentos consumidos durante el día y que entonces deberíamos sumar las cantidades.
El problema, es que por desgracia algunos aditivos no tienen un I.D.A. establecido, y por lo tanto nos será difícil saber si estamos consumiendo una cantidad nociva de este.
Tipos de aditivos
A continuación, os dejamos una lista de tipos de aditivos y algunos ejemplos:
1. Colorantes (E-1…)
Los colorantes son un tipo de aditivo que proporciona color a las bebidas y los alimentos. En la actualidad, se usan este tipo de aditivos para mejorar la apariencia de un producto, ya que el color representa una de las principales características a la hora de comprarlo.
Deberíamos prescindir del uso de los colorantes ya que simplemente aportan color, siendo un aditivo inútil y que sin embargo produce un elevado número de reacciones alérgicas.
Los colorantes pueden ser naturales o artificiales pero el hecho de que un colorante sea natural no significa que sea inocuo.
En los países nórdicos están prohibidos la mayoría de los colorantes artificiales. En EEUU están autorizados 9 y en España 23.
Algunos ejemplos de colorantes alimentarios:
Tartracina (E-102)
Es un colorante artificial muy utilizado. Está presente en la mayoría de las bebidas anaranjadas y se usa para teñir la paella. Está demostrado que provoca reacciones alérgicas además de trastornos de comportamiento en los niños.
Este colorante podría sustituirse en nuestras recetas por productos naturales como la cúrcuma o el azafrán, que aportarán el color sin perjudicar nuestra salud.
Cochinilla (E-120)
Es un colorante natural que proviene de ciertos insectos, puede ser peligroso para los niños o si se mezcla con ciertos analgésicos.
2. Conservantes (E-2…)
Son aquellos aditivos que se añaden a los alimentos con la finalidad de detener o reducir los efectos que microorganismos como las bacterias, levaduras y mohos, pueden producir en los alimentos o bebidas.
El principal motivo para la utilización de los conservantes es evitar el deterioro de los alimentos, ya que un producto en mal estado puede resultar extremadamente peligroso para la salud de los consumidores.
Por ejemplo, la toxina botulínica producida por la bacteria Clostridium botulinum suele estar presente en los embutidos, conservas y otros envasados que hayan sido mal esterilizados.
Esta toxina es una de las más venenosas que existen, miles de veces más tóxica que el cianuro en una dosis similar.
El otro motivo para utilizar los conservantes es evitar que los alimentos se pongan en mal estado ya que más de la quinta parte de la producción mundial de alimentos, se echan a perder.
Dentro de la extensa lista de conservantes, nos encontramos con los sulfitos, los nitritos y nitratos y el ácido bórico.
Algunos ejemplos de conservantes:
Sulfitos (E-220 al E-228)
Los sulfitos deben ser incluidos obligatoriamente en las etiquetas de los alimentos. Las bebidas y alimentos que incluyan esta sustancia en una concentración de 10 mg/kg o de 10mg/l o superior, deberán mostrarlo en la etiqueta. Estudios han demostrado que su consumo puede producir reacciones alérgicas e hipersensibilidad.
Son muy utilizados en la elaboración de vinos, zumos de uva y mostos. También en la sidra y el vinagre, en las salsas de mostaza, conservas vegetales y en los crustáceos.
Nitritos y nitratos (E-249 al E-252)
Los nitratos por lo general están presentes de forma natural en la naturaleza, como por ejemplo en los animales, el agua, los vegetales o en el propio suelo. Los niveles de esta sustancia en la naturaleza se ven incrementados con el uso indiscriminado de abonos, fertilizantes nitrogenados y pesticidas.
El problema es que no podemos dejar de consumir vegetales ya que son ricos en vitaminas, antioxidantes, flavonoides y carotenoides, que nos ayudan a contrarrestar de forma eficaz los efectos negativos que producen estas sustancias.
Los nitratos también están presentes en otros alimentos de nuestra dieta como son los embutidos, los refrescos, alimentos salados, la carne, el pescado, etc. Estos se usan en la conservación de carnes y pescados y son esenciales para evitar el botulismo.
Cuando los nitratos se oxidan se convierten en nitritos. La conversión de nitrato a nitrito se puede producir mientras se almacenan los vegetales frescos a temperatura ambiente.
Pero esta oxidación también puede producirse en diferentes partes del aparato digestivo (boca, esófago, estómago…), de ahí que se les atribuya una mayor relación con el cáncer gástrico.
Ácido bórico (E-284)
El ácido bórico es usado como conservante sobre todo en los siguientes productos: conservas enlatadas, arroz al vapor, huevas de pescado (caviar), fideos chinos y marisco.
La O.M.S. considera INACEPTABLE su uso como aditivo alimentario, sin embargo algunos fabricantes siguen utilizándolo. Su consumo elevado durante 5-10 años, puede provocar cáncer en humanos.
Está prohibido en Estados Unidos, Indonesia y otros muchos países, aunque en alguno países de Europa, incluida España, si lo permiten.
3. Antioxidantes (E-3…)
Sustancias que previenen el deterioro de los alimentos. Retrasan la oxidación de los alimentos por el contacto con el oxígeno. No evita la oxidación definitiva.
Algunas vitaminas como la C y la E y algunas plantas como el romero, son antioxidantes naturales.
La mayoría de los antioxidantes que se utilizan en la industria alimentaria son habitualmente de origen químico. Algunos son simples reproducciones sintéticas de sus equivalentes naturales.
4. Estabilizantes (E-4…)
Incluye espesantes, gelificantes y emulsionantes.
Los gelificantes y espesantes suelen provenir de fuentes naturales, como por ejemplo las algas marinas. Absorben el agua de los alimentos, aumentando así su volumen y reduciendo su densidad calórica.
Los emulsionantes dan homogeneidad al producto. Retienen las grasas, mejorando su distribución. Pueden ser emulsionantes naturales o químicos. Normalmente, el organismo los absorbe con facilidad.
5. Potenciadores del sabor
Aditivos que no tienen sabor propio pero, potencian el sabor de otros alimentos. Engañan al paladar realzando otros sabores.
Se utilizan sobre todo en productos a los que se les ha extraído el agua como las sopas de sobre o a productos sometidos a congelación o calentamiento. Se utilizan en todo tipo de precocinados o prefabricados.
Suelen ser naturales, aunque algunos son de síntesis química.
Algunos potenciadores del sabor:
Ácido glutámico (E-620)
Es un potenciador del sabor semisintético. Su sabor es Umami (se llaman así aquel sabor que no es ni dulce ni salado ni amargo ni ácido). También se usa como sustituto de la sal y su consumo incita a seguir comiendo el producto que lo contiene.
Se emplea en snacks, aperitivos fritos, sopas de sobre, pastillas de caldo, patés, pizzas, salsas, embutidos, derivados de pescado, arroz, aceitunas, fideos chinos, encurtidos, productos cárnicos, y productos dietéticos.
En dosis bajas puede ser excitogénico y neurotóxico. Contraindicado en personas con enfermedades neurológicas como parkinson, alzehimer, epilepsia, transtorno bipolar.
En grandes dosis pueden producir reacciones alérgicas y asma.
6. Otros aditivos
Humectantes, sales de fusión, antiapelmazantes, agentes leudantes, desmoldeadores, almidones, portadores, agentes endurecedores, gasificantes.